Desde los inicios de la fotografía, el retrato ha sido una de las disciplinas más utilizadas.
Los primeros retratos fotográficos se hicieron con la técnica llamada daguerrotipo, en la que la imagen fotográfica quedaba grabada sobre una plancha metálica. Ésta era directamente una imagen positiva y negativa y no se podían hacer copias, eran imágenes únicas. Dichas imágenes se guardaban directamente enmarcadas dentro de unas cajitas de madera, por su fragilidad y eran unos objetos muy preciados por las clases bienestantes de la época, que guardaban sus retratos como auténticas joyas.
¿Pero porqué nos gustan tanto los retratos? Pues porque los retratos son emociones.
Un gesto, una mirada, un recuerdo... Los retratos pretenden mostrar la identidad, la personalidad e incluso el estado de ánimo de aquella persona a la que estamos fotografiando. También el retrato es una forma de perpetuar en el tiempo el recuerdo de esa persona.
Formalmente, los libros y los maestros, nos cuentan que un retrato debe de tener como protagonista el rostro. Pero también el retrato de una parte concreta del cuerpo, como por ejemplo las manos, puede decirnos mucho de la persona fotografiada.
La tarea del fotógrafo es conseguir que la persona retratada se sienta cómoda. Es muy importante la confianza y el entendimiento mútuo para conseguir un buen resultado.
Como dice le fotógrafo Chris Orwig, un buen retrato debe hacerse con el corazón. Esperamos llegar al vuestro con el reto de éste mes. ¡Gracias por acompañarnos!
jueves, 1 de marzo de 2012
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Buen texto, sí señora. Me ha enseñado cosas que no sabía.
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